Antes de que suenen los villancicos y se enciendan las luces, en muchas casas colombianas la Navidad empieza en la cocina. Allí, entre ollas que hierven despacio y recetas que pasan de generación en generación, se entiende que diciembre no solo se celebra, también se saborea. La Novena de Aguinaldos, más allá de su dimensión religiosa y familiar, es un recorrido por la diversidad gastronómica del país, donde cada región aporta platos que hablan de clima, historia y costumbres.

En el centro del país, la mesa navideña suele inclinarse por preparaciones abundantes y reconfortantes. En la región Andina, por ejemplo, no es extraño que las reuniones familiares estén acompañadas por sopas espesas y platos que exigen tiempo y paciencia. El ajiaco, con su mezcla de papas criolla, sabanera y pastu

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