Volvamos a los clásicos y recordemos que Platón no era precisamente partidario de la democracia, más bien apoyaba los gobiernos aristocráticos en la idea de que el poder lo debían detentar los mejores, los mejores de sus tiempos, claro. Ahora, siendo ingenuo, yo pensaba que los que se sentaban en la mesa del consejo de gobierno, vamos, los ministros, debían ser gente culta y educada. Por un momento llegué a pensar que debía ser así, incluso cuando una tal Yolanda, nada menos que vicepresidenta, habla como así:…Es-cu-chen bi-en us-te-des-…, con ese silaba a silaba tan característico suyo, oigan a lo mejor es para que nos en-te-re-mos bien lo que di-ce… Quién sabe.
En la actualidad mi fe en la aristocracia gubernamental ha decaído un tanto cuando veo que, al parecer, en los consejos de mini

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