Sin demasiada promoción, que contrastaría con su clásico lema avaro de “no hay plata”, el Gobierno generó una serie de anuncios y medidas que mostrarían una faceta teóricamente más generosa de Javier Milei. Producto, acaso, de sus necesidades políticas.

Tras la victoria electoral de octubre y con los cambios en la distribución del Congreso, que lo catapultaron a la primera minoría en Diputados y la segunda en el Senado, el oficialismo ingresó a una dinámica acelerada para aprobaciones legislativas exprés.

Da lo mismo si se trata del Presupuesto 2026 (el primero que tendría Milei ya por la mitad de su mandato) o la reforma laboral, la nueva ley de glaciares o de inocencia fiscal, los cambios en el Código Penal o la imposición del déficit cero. Hay que sacarlas. Y cuanto antes.

El Gobiern

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