Santiago Korovsky empuja un carry lleno de maquillajes por las calles de Colegiales, sigue considerándose, por momentos, una persona anónima como cuando hace gimnasia con un personal trainer en la plaza de su barrio. Pasaron dos años desde que dejó las sombras y creó una serie que rompió todos los esquemas, incluso los propios, División Palermo. Pero él sigue siendo él, con su humor y su torpeza intrínseca, con sus tocs y sus inseguridades y con esa genialidad que él atribuye en cierto modo a su neurosis.

La nota es en dos escenarios: el primero rodeado de flashes y diferentes looks. Entre escaleras, sillones y telas que adornan el suelo. El segundo, en las oficinas de Netflix, con la estatua de Juan Salvo ( El Eternauta ) como parte del decorado de la sala. "Con mi primer sueldo (h

See Full Page