Fue un caso sencillo. Erika de 37 le prestó la bicicleta a Milkler de 42. Milkler andaba “pegado” y urgido de ron, y se la cambió a su compadre el “Ñeco” de 56 por una botella de lavagallos.

Con la bombonita color alcohol en mano, regresó a pie a la casa de Erika y dijo que se la habían robado.

Recelosa al verlo con el licor, sin creerle una sola letra del parlamento, se fue desde su casa en la comunidad La Esperanza hasta el comando de Politucupita, en la antigua Prefectura y lo denunció.

Como supuestamente el robo ocurrió la noche del viernes en la plaza Bolívar de Tucupita, los municipales fueron al lugar el sábado temprano e indagaron, encontrando un testigo que, a cambio de confidencialidad, relató cómo se produjo la transacción de una bici cuadro 20 por el San Antonio aguarapado q

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