La Reserva Federal de Estados Unidos ha decidido mantener los tipos de interés en la horquilla del 4,25% al 4,50%. Esta decisión se produce a pesar de las presiones del presidente Donald Trump, quien ha instado repetidamente a la Fed a reducir los tipos para estimular la economía. La última reunión del comité tuvo lugar tras un análisis exhaustivo de la situación económica del país.
Jerome Powell, presidente de la Fed, ha señalado que la tasa de desempleo se mantiene baja y que las condiciones del mercado laboral son sólidas. Sin embargo, la inflación sigue siendo un tema de preocupación, ya que se sitúa por encima del objetivo del 2%. En este contexto, la Fed ha optado por una política monetaria "moderadamente restrictiva".
En la reunión, dos gobernadores votaron en contra de la decisión, abogando por un recorte de tipos de un cuarto de punto. Michelle Bowman y Christopher Waller, considerados cercanos a Trump, fueron los únicos disidentes en un contexto donde hacía 30 años que no se registraba tal falta de consenso.
La economía estadounidense mostró un crecimiento del 3% en el PIB durante el segundo trimestre, superando las expectativas. Sin embargo, Powell advirtió que este crecimiento podría no ser sostenible. "La economía experimentó un rebote temporal", afirmó, sugiriendo que la moderación en el crecimiento de la actividad económica es un factor a tener en cuenta.
El presidente Trump, a través de sus redes sociales, criticó a Powell, llamándolo "tardón" y reiterando su demanda de una reducción de tipos. A pesar de la presión, la Fed se mantiene cautelosa, citando la incertidumbre sobre las perspectivas económicas y el impacto de los aranceles en los precios de los bienes.
Los economistas advierten que los aranceles, que superan el 17%, podrían afectar a los precios de los bienes importados, lo que a su vez podría impactar en el ingreso disponible de los consumidores. La Fed se reunirá nuevamente en septiembre para evaluar la situación y tomar decisiones informadas sobre la política monetaria.