“ La música puede nombrar lo innombrable y comunicar lo desconocido “, analizó una vez el otrora famoso director de la Orquesta Filarmónica de Nueva York, Leonard Bernstein, haciendo gala de la poderosa —y misteriosa— posibilidad de comunicación que tiene la música. No es extraño, entonces, que paulatinamente haya trascendido el mundo del arte para convertirse también en herramienta terapéutica.

Diversos estudios han confirmado cómo la terapia con música puede apoyar una notable mejora en la calidad de vida de personas con Alzheimer y otros tipos de deterioro cognitivo, así como también de sus cuidadores. Oficia como inigualable estímulo cognitivo y método anti-estrés, ofreciendo una luz de esperanza en el marco de un día a día que suele ser cuanto menos desafiante para las muchas fami

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