Muy parlanchina, muy encantadora y caribeña, la doctora en letras y maestra Lissette Rolón, escritora puertorriqueña, me visita cada vez que viene a México desde su amado país. Escucharla es una alegría. Siempre viene acompañada por alguna seguidora de su obra y lo primero que hace es atravesar el Zócalo, que considera el centro de nuestra nación. Risueña y muy comunicativa, recordamos juntas su patria y a amigos en común, sobre todo a la gran novelista Rosario Ferré que dejó en nuestras letras una huella imborrable.
–Lissette, recuerdo sonriente a Puerto Rico, porque Rosario Ferré (que para nuestra desgracia murió muy joven) me recibió en su casa. Después, volví a encontrarla en la universidad en Washington porque Rosario estudió en Estados Unidos. Su padre, gobernador de Puerto Rico, la