En el centro de Patagonia, el parque municipal presenta un nuevo distintivo, aunque no es algo que la mayoría de los peatones puedan notar fácilmente.
Justo al lado del kiosco, entre las mesas de picnic y la vegetación, se encuentra una caja gris brillante montada en un poste de teléfono, justo al nivel de los ojos. No es la caja más atractiva visualmente: es de plástico simple, enchufada a una corriente en la base del poste, con un pequeño candado en la cerradura. Pero esta, junto con varias otras distribuidas por la región, cumplen una función importante: monitorear el aire en busca de contaminantes e informar a la comunidad en tiempo real. ×
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