Cuarenta y un años después de su desaparición, el caso de Diego Fernández vuelve a abrirse con una pista inesperada: el principal sospechoso del crimen sería un excompañero de colegio . El adolescente, de 16 años, había desaparecido en 1984 tras almorzar en su casa y decir que iba a visitar a un amigo. Recién este año, sus restos fueron encontrados por obreros en un jardín del barrio porteño de Coghlan, donde se levantaba una medianera entre dos casas. Allí vivía, por entonces, Cristian Graf, quien ahora quedó en la mira.
Este miércoles, un testigo que reside en el exterior —y que conocía a ambos jóvenes— se comunicó con la fiscalía a cargo de Martín López Perrando . Aportó un dato clave: Graf y Fernández no solo se conocían, sino que eran amigos y habían sido compañeros en la ENET