Cuando la justicia pone la mirada en quienes quedaron en la oscuridad. Así se podría comenzar a contar la historia de un profesor de Valdivia que perdió la visión de su ojo derecho tras ser impactado por perdigones en las protestas de 2019. La Corte de Apelaciones no solo reconoció su sufrimiento, sino que ordenó al Estado indemnizarlo con $90 millones por daño moral.
El tribunal fue claro y categórico: los disparos fueron “ al azar, a la masa de personas, sin discriminación en torno a sus conductas ”, un uso de la fuerza que calificaron de desproporcionado y negligente . Las escopetas antidisturbios, advierte la resolución, son “ entre los medios más agresivos dentro del nivel 4 –sin descartar el riesgo de letalidad– ”. Un dato que hace evidente el daño causado.
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