Una abuela con tres décadas en Estados Unidos o un cubano preso durante 17 años. Expertos señalan que por más que un migrante pague su deuda ante la justicia, siempre estará marcado por su récord delictivo

En la era del primer presidente convicto de Estados Unidos, a Yelenis Pérez le han vuelto a recordar el delito por el que fue condenada hace 28 años. La inmigrante cubana pensaba que ya había saldado su deuda con la justicia hacía rato, pero ante los agentes de inmigración Yelenis es, para siempre, una criminal. Por ello, el Gobierno de Donald Trump le ha dado hasta octubre para marcharse de Estados Unidos, como deportada , de vuelta al país del que se fue hace tres décadas. “Pensé que después de tanto tiempo no me iba a suceder nada”, cuenta.

Yelenis tenía una orden de deportación d

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