La vida de los perros callejeros es una mezcla de tristezas con alegrías. Aunque la palabra “perro” ya está pasando a desuso, porque se aplica para insultar o deshonrar y por eso, ya les llaman “peluditos” o perritos en diminutivo, aunque sean adultos o longevos.
Los perritos de la calle muchas veces viven más contentos, que con la cruel vida que les dan algunos de sus desalmados “dueños” quienes los ven como objetos. Tanta ha sido la maldad sobre estos animalitos que surgen leyes que castigan hasta con cárcel; solo hay que denunciar, porque son seres, que sienten y que han sido y son, los más fieles acompañantes del hombre.
Lo que sigue es una crónica-crónica de Mario Oliveros Gómez, obviamente de la que fue testigo, y además partícipe; porque el reportaje y el periodismo de cualquier g