A las 12 del día, bajo un cielo que alternaba el sol con nubes pasajeras, el Parque Reforma se llenó de banderas, pancartas y música. Desde ahí partió la 21ª Marcha Estatal LGBTTTIQNB+ del Estado de México, un recorrido que este año se anunciaba como una fiesta ciudadana, apartidista, pacífica y libre de alcohol, pero también como un acto de resistencia. Entre los puestos de hidratación y los vendedores ambulantes, un equipo de personal médico ofrecía pruebas rápidas para detectar infecciones de transmisión sexual, mientras patrullas y elementos de la Policía estatal acompañaban el avance de los contingentes.
El lema —“Juntos por la Igualdad. Celebremos la diversidad”— flotaba en mantas y megáfonos, con un énfasis inédito: por primera vez la convocatoria incluía de forma explícita a perso