Hoy en día, para muchos, las iglesias pasan desapercibidas. Pocos entran en ellas a seguir los oficios. Ya casi que ni para admirar su valor artístico. No hablemos de los oratorios o capillas desperdigados por toda la ciudad, o al menos en los barrios de mayor solera. En devoción, a la altura de alguno conocido y reconocido, como es , nos encontramos, en la zona de Palacio, con el Oratorio del Santo Niño del Remedio. Todo, a un paso del trasiego que se vive cada día en la calle Arenal u Ópera.
Levantada esta pequeña capilla en 1917, tiene su origen y ubicación en el solar de la antigua Iglesia del Hospital de Santa Catalina de los Donados, complejo nombre con fácil explicación, fundado en 1460 por Pedro Fernández de Lorca, tesorero del rey Juan II y secretario de Enrique IV. Aquel hospita