MORELIA, Mich ( Proceso ).– Carmen y su menor hijo de 11 años, Tomás, permanecen en una ciudad fronteriza desde hace más de un año en espera de la oportunidad de cruzar hacia Estados Unidos y solicitar asilo humanitario. Igual que muchas otras personas, la mujer y el niño están huyendo de actos de violencia ocasionados por células del crimen organizado en su lugar de origen.
En 2023, miembros de un grupo delictivo asesinaron al esposo de Carmen, quien para sostener el hogar a partir de entonces se dedicó a vender ropa, zapatos y otros productos en un tianguis de la región. Cuatro meses después, madre e hijo fueron víctimas de reclutamiento forzado por parte de la misma organización criminal.
“Esas personas que mataron a mi esposo –narra la mujer– fueron las que me pusieron a mí... Iban