Bidones de casi todos los tamaños, ollas de peltre o de aluminio ennegrecidas de humo y cochambre, tinas que resguardan sustancias a la intemperie, estufas hechizas de leña o gasolina , mesas de madera y todo tipo de utensilios caseros marcados por el desgaste y la suciedad no son enseres propios de algún sitio insalubre donde se preparan alimentos.

Son equipos que pueden encontrarse en los llamados narcolaboratorios asegurados al crimen organizado, instalaciones para la producción de drogas que cada vez son más abundantes en las sierras u otros lugares apartados del país y que resaltan por su insalubridad.

Las células delincuenciales instalan con mayor frecuencia los narcolaboratorios en zonas remotas que carecen de infraestructura y medidas de higiene, aumentando aún más el riesgo en

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