En la década del 60, Héctor Gutiérrez desembarcó en Neuquén buscando un futuro laboral. Oriundo de la ciudad de Buenos Aires, el hombre apostó a poner un boliche bailable al observar que en el ambiente nocturno no había un lugar que ofreciera las mínimas comodidades para el esparcimiento.

En poco tiempo, en diciembre de 1967, abría sus puertas Blip Blup, discoteca que él mismo ideó y que durante años funcionó en la calle Salta casi Juan B. Justo. Para la inauguración estuvieron presentes, Monseñor Jaime Francisco de Nevares, el médico y escritor, Gregorio Álvarez y el presidente de Corpofrut, Héctor Jorge, entre otras personalidades. Luego de cuatro años, el empresario vendió el boliche – que pasó a llamarse Old Blip- y se dedicó al rubro gastronómico. Sin imaginarlo, comenzaría así a e

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