“Voy a dejar de usar insultos, a ver si están en condiciones de poder discutir ideas”.

Esa fue la promesa que hizo el Presidente de Argentina, Javier Milei, el pasado lunes 4 de agosto.

“La dictadura de las formas…Vamos a enfrentarlos respetándoles sus formas…Vamos a usar las formas que a ustedes les gustan, ¿saben para qué? Para que quede en evidencia que son una cáscara vacía”, agregó.

El mandatario aludía a una práctica que es y ha sido una constante en su narrativa política incluso antes de asumir la Presidencia: la permanente utilización de descalificativos en sus intervenciones.

“Burro eunuco”, “econochantas”, “conjunto de mandriles”, “ratas inmundas”, “parásitos mentales”, “ensobrados” son algunos de los insultos favoritos del líder libertario.

Su compromiso público de abandona

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