El mercado de valores de los Estados Unidos , simbolizado por la robusta trayectoria del S&P 500, a menudo se celebra como un faro de prosperidad económica global. Cuando los precios de las acciones de las empresas estadounidenses más grandes suben, la narrativa predominante es de fortaleza, innovación y crecimiento. Sin embargo, bajo la superficie de esta aparente bonanza, se esconde una realidad más compleja y, para muchas economías, preocupante. La misma fuerza que impulsa a Wall Street a nuevos máximos puede estar creando desequilibrios que perjudican al resto del mundo, en especial a las economías emergentes y en desarrollo.

La relación entre Wall Street y la economía global es una danza delicada, y a veces perjudicial, impulsada por las políticas monetarias de la Reserva Fe

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