Ser caficultor en Colombia va mucho más allá que tener un cultivo; también hacer parte de una comunidad que ha construido, con esfuerzo y unión, una institucionalidad gremial fuerte, representativa y respetada. En medio de esa estructura que los conecta como productores, existe un documento que los identifica, los representa y les da acceso a múltiples oportunidades: la Cédula Cafetera y Tarjeta Cafetera.

Desde su creación en 1931 como un documento gremial, la cédula ha sido símbolo de pertenencia, pero ha evolucionado. En 2014, dio un salto histórico al convertirse en una herramienta financiera gracias a la alianza con el Banco de Bogotá, permitiendo a los caficultores ingresar al sistema bancario con beneficios preferenciales.

Desde entonces, más de 73 % de los productores de café en

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