Tras 25 años de éxito de la Bienal de Fotografía Xavier Miserachs , que se celebra cada dos años en la localidad gerundense de Palafrugell –cuna de Josep Pla y capital cultural de la Costa Brava y, por extensión, del Ampurdán– ahora el nuevo reto artístico de esta pequeña ciudad se llama map25, acrónimo de Mostra d'Art a Palafrugell 2025, pero que, como explica su comisario Toni Álvarez, también puede entenderse como la palabra “mapa” en inglés. “Ambos significados están buscados”, reconoce Álvarez, agregando que “los dos dan sentido al certamen”.

La razón de esta ambivalencia de significados es que map25 , que llenará de arte los años alternos a la bienal, quiere ser a la vez una muestra, local e internacional, y un catálogo de los creadores que viven en las dos comarcas ampurdanesas, tanto el alto como el bajo Ampurdán. “Como un mapa de artistas plásticos que crean en la zona y que proceden de numerosos países del mundo”, explica Álvarez, que destaca que tienen contabilizados desde la organización del evento “más de 200”.

“La semilla de map25 estaba en una muestra previa de los creadores de la zona que veníamos realizando en años anteriores y que convergía con distintas exposiciones que se hacían en Palafrugell y otras localidades cercanas”, asegura el comisario, que desvela que el Ayuntamiento le pidió el pasado año que ofreciera un marco unificador de las distintas muestras para que sirviera de alternativa a la bienal. “Con la muestra de creadores y otras exposiciones menores teníamos bastante material, pero pensé que si queríamos ser ambiciosos, debíamos dotar a map25 de un punto fuerte a nivel internacional, algo que resultara atractivo a los visitantes, y por eso convencí a Guy”, añade. Por Guy se refiere a Guy Ferrer, el hombre que le acompaña en la visita guiada por la muestra.

La crispación de las esculturas de Guy Ferrer

Guy Ferrer es un escultor francés y coleccionista de arte, lleno de energía y entusiasmo, que más parece un cincuentón nervioso que alguien que acaba de cumplir hace un mes los 70 años. Vestido con parpusa rosa, camisa amarilla y pantalón beige, ha bajado desde la cercana Perpinyà, en el Rosellón, donde tiene su estudio desde hace años, para conversar con elDiario.es.

Nos encontramos en el Centre Cultural la Bòbila, núcleo duro tanto de la bienal como del map y que acoge ahora una de las patas de la participación de Ferrer en el certamen de este año: su importante colección de pintura y escultura de artistas contemporáneos subsaharianos, que contiene más de cien obras de numerosos países y que tiene como nexo la crítica a Occidente y el capitalismo colonial que simboliza.

El escultor y coleccionista de arte Guy Ferrer en el map25 de la localidad ampurdanésa de Palafrugell.

Pero Ferrer prefiere, antes de entrar a fondo en su estupenda colección, visitar, a unos 200 metros de distancia, el conjunto escultórico Tolerance, situado al aire libre en una de las plazas del centro de la villa. Se trata de un conjunto de nueve esculturas que representan las nueve letras de la palabra “tolerancia” en francés, realizadas en bronce y cada una con una temática totalmente distinta dentro del peculiar estilo escultórico de Ferrer, donde predominan las figuras crispadas y con gestualidades guturales que recuerdan a la bestialidad o el terror.

Tolerance es seguramente la obra más reconocida de Ferrer, pues se trata de una serie de seis reproducciones del conjunto, una de las cuales preside la entrada al Palacio Presidencial de Abu Dabi, “en señal de reivindicación de la tradicional tolerancia del Islam, en contra de lo que se piensa en Occidente”, apunta el escultor, que nació en Argel en 1955 en el seno de una familia francesa con raíces valencianas.

Otras versiones han sido expuestas, antes que en Palafrugell, en Monnaie de París, los Jardines de Luxemburgo, así como en Montpelier, la Esplanade du Prado de Carcasona, en Paznan (Polonia) o en la legendaria Universidad Goethe de Fráncfort, cuna de la escuela filosófica más importante de la postguerra y que lleva el mismo nombre. “Me gustaría que el Ayuntamiento de Palafrugell, una ciudad que es un gran parque de esculturas, se quedara esta serie de Tolerance; así yo tendría dinero para seguir coleccionando obras de artistas africanos”, suelta Ferrer con un tono entre melancólico y socarrón.

Un monumento al entendimiento humano

Lo que más le interesa resaltar de Tolerance , más allá de las dimensiones del conjunto, es el origen de su creación, que reside en el profundo dolor que le provocaron los atentados del 11 de septiembre de 2001 contra las Torres Gemelas. “Estaba sentado en el sofá de mi estudio de Nueva York, disfrutando de una generosa beca, cuando presencié el choque de los aviones a la vez en directo y por televisión”, relata.

Asegura que el impacto en él, amante y estudioso de todas las culturas, fue enorme y tras un periodo de crisis vital producido por el trauma, tuvo la necesidad de expresar sus sentimientos tanto contra aquellos atentados como contra las posteriores reacciones de islamofobia. De ese “grito” nace el conjunto escultórico, que representa las nueve letras de la palabra jugando con el universo simbólico de Ferrer y sus caras, formas y siluetas impactantes. “Todo es bronce salvo la luna de la escultura que simboliza la 'e' y que está forrada de pan de oro”, comenta.

El escultor y coleccionista de arte Guy Ferrer posa con una de las esculturas de su conjunto 'Tolerance'.

“Cada una representa una corriente de pensamiento religioso distinta, aunque no te quiero definir cuál es cuál porque, al final, lo que cuenta es la unidad de lo humano, no el protagonismo de cada religión”, revela el artista, que defiende un entendimiento universal en el que el arte haga de nexo en nuestra especie. “El arte es el único lenguaje que tenemos en común los humanos, vengamos de donde vengamos”, dice. Respecto a la base, Ferrer ha querido que tengan todas la misma peana de color naranja, “para simbolizar que todos los pensamientos religiosos tienen una misma matriz, que es la humanidad”.

Una colección reunida con 'ojos de artista'

Solo tras explicar Tolerance , consiente Guy Ferrer en regresar a la Bòbila –una gran nave de antiguos usos de almacén y hoy reciclada en estupendo espacio artístico– para realizar una visita guiada por su colección de arte contemporáneo subsahariano. Una cincuentena de lienzos, fotografías y dibujos al carbón presiden dos terceras partes de la gran sala, acompañadas de algunas estatuas de no menor calidad. El tercio sobrante del espacio está dedicado a los y las creadoras que residen en el Ampurdán. Este año el map25 recoge a 25 artistas.

Ferrer comienza la visita puntualizando que su trabajo como coleccionista es paralelo a su carrera artística y fruto de sus numerosos viajes por el continente que le vio nacer: África. “Es una colección hecha con ojos de artista, escogiendo las obras que creo que yo podría haber creado, o si quieres con las que más me identifico”, explica y reflexiona que “una colección de arte, si se hace con honestidad, es también una forma de creación artística”.

'Las señoritas de Abiyán", de Médéric Turay, de Costa de Marfil, en el map25 de Palafrugell.

En este sentido, Ferrer destaca de su colección dos ejes principales: “Por un lado, el nexo de los artistas africanos con Occidente, que es su base y por el otro la crítica que efectúan en sus obras a partir de ese nexo, como si le dieran la vuelta para poner en evidencia su peso colonial y capitalista”. Destaca en primer lugar el cuadro Las señoritas de Abiyán , de Médéric Turay, de Costa de Marfil, que está en la entrada de la sala.

“Sin la influencia de Picasso, y sus Las señoritas de Aviñón , no hubiera podido pintarlo”, destaca Ferrer de la pieza, una “africanización” del célebre retrato que Picasso realizó de unas prostitutas de la calle Avinyó de Barcelona en 1907 y que dio el pistoletazo de salida al informalismo pictórico. En aquel caso, el malagueño se inspiró parcialmente en el arte llamado “primitivo” –no solo africano sino también románico medieval– y ahora el marfileño Turay parece devolverle el balón reafricanizando un cuadro occidental.

'Virgen y Niño armados' de Ayanda Mabulu

Pero acaso, de los muchos y muy interesantes lienzos y esculturas que pueblan esta muestra de la colección de Ferrer, el más notable sea Virgen y el Niño armados , del sudafricano Ayanda Mabulu. “Mabulu es muy controvertido por sus imágenes, pero en este caso simboliza el deseo de paz en el mundo, porque si te fijas, el cañón del Kaláshnikov, el mismo que podrían usar los de Al Qaeda, está anudado”, opina el coleccionista.

También destaca Ferrer de su colección los dibujos de Babila Idris Nubea, de Camerún, que a sus 21 años es capaz de dar un nivel de precisión cercano a la fotografía. O los retratos de regusto setentero del fotógrafo anglo-nigeriano Àsìkò, “que jugando con el blanco y el negro ofrece imágenes de gran elegancia, pero que a la vez denuncian la cosificación sexualizante de los cuerpos racializados”.

Retratos del fotógrafo anglo-nigeriano Asíkó.

Por otro lado, la obra en acuarela de Saidú Diko, de Burkina Faso, destaca cómo el agua en muchas zonas de África es la base del bienestar y el progreso, pues es un bien sumamente escaso. Finalmente, dos grandes lienzos del camerunés William Tagne muestran la colonización mental de la infancia africana con los objetos de entretenimiento occidentales, que muchos niños del continente jamás podrán alcanzar.

Lienzos del artista camerunés William Tagne.

Para terminar, aclarar que más allá del fascinante universo de Ferrer como coleccionista y escultor, coexisten en map25 otras exposiciones igualmente interesantes, como la ya citada muestra de creadores locales o la del ceramista y escultor italiano Tano Pissano, que expone el conjunto artístico que el pasado verano exhibió en el Palazzo Vechio de Florencia. Especialmente relevante es el colage Zolamadique , de la artista afroeuropea Christine Bavassa, afincada en Palafrugell desde 2019. El map25 puede visitarse en Palafrugell hasta el 19 de octubre.

Obras de la muestra de artistas que trabajan en el Ampurdán, en Map25.