Dicen que comer algo que uno mismo ha cultivado es uno de esos pequeños placeres de la vida difícilmente comparables. Lo saben bien los vecinos del Puente Jontoya , un barrio residencial a las afueras de Jaén , en el que se ubican las casas de verano de muchos jiennenses que buscan escapar del calor infernal de la capital.

Allí, a orillas del río Jaén , muchos de los vecinos aprovechan la temporada estival para cultivar sus propias hortalizas , a modo de pasatiempo con el que ntretenerse durante el verano pero también una ocupación que les permite comer sano y de la forma más ecológica que existe, eso sí, no sin esfuerzo, pues mantener un huerto en óptimas condiciones no es moco de pavo.

Se convierte desde luego en una misión imposible si falta lo más esencial para el crecimiento

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