DESVÍO – El Ayuntamiento capitalino está en la mira del IFSE por usar recursos públicos para reparar una casona en Carranza, propiedad de una inmobiliaria. El auditor Rodrigo Lecourtois fue claro: proteger no es lo mismo que remodelar. Si el inmueble es privado, el dueño debe costearlo; hacerlo con dinero público es desvío y posible delito. El caso despierta sospechas: ¿programa general de apoyo o favor a conocidos? Mientras tanto, una patrulla vigila el lugar las 24 horas, privilegio que la mayoría de ciudadanos jamás tendrá. Este episodio exhibe una peligrosa normalización del gasto discrecional, donde la transparencia brilla por su ausencia y el interés público se supedita a intereses particulares. La capital merece cuentas claras, no favores encubiertos.
GRAFITI – La indiferencia de