Entre sierras, canales, túneles o arrozales, aquí la bici se convierte en la mejor aliada para adentrarse en la naturaleza sin el ruido de los motores
Monasterios entre bosques y montañas: refugios frescos para huir del ruido en verano
En cuanto llegan unos días libres, la idea de salir a la naturaleza se vuelve tentadora. Cambiar el asfalto por la tierra y el ruido de los coches por el sonido del aire en la cara es un plan que nunca falla. No hace falta ser ciclista experto para disfrutarlo: hay recorridos para todos los gustos, desde los que se hacen en unas horas hasta los que invitan a pasar varios días de ruta.
La bicicleta tiene esa capacidad de acercarnos al entorno al ritmo justo, ni demasiado lento ni demasiado rápido, permitiendo parar donde apetezca y descubrir detalles que de otro modo pasarían desapercibidos. Además, cada vez hay más opciones para adaptarla a nuestras necesidades: bicis eléctricas para aligerar el esfuerzo, servicios de alquiler y transporte para evitar tramos que no interesen, e incluso rutas pensadas para ir con niños.
Estas seis propuestas atraviesan paisajes muy distintos: túneles excavados en la roca, antiguas vías de tren reconvertidas, arrozales, embalses, valles de montaña o canales históricos. Todas comparten algo en común: la ausencia de tráfico y la combinación de naturaleza, deporte y, en muchos casos, cultura y gastronomía local.
Vía Verde del Plazaola (Navarra y Gipuzkoa)
Entre Pamplona y Andoain se extiende esta vía verde de 77 kilómetros que sigue el antiguo trazado ferroviario del Plazaola. El recorrido atraviesa paisajes que cambian con cada pedalada: de la cuenca de Pamplona con sus campos de cereal se pasa a valles estrechos, bosques de hayas y ríos que acompañan buena parte del camino. Es una ruta variada y muy bien señalizada, con zonas donde el frescor está asegurado gracias a la vegetación.
Uno de sus puntos más singulares es el túnel de Uitzi, con 2,7 kilómetros de longitud, el más largo de todas las vías verdes europeas. También destacan el viaducto de Gulina, el desfiladero de Dos Hermanas y varias antiguas estaciones recuperadas como centros de servicios para ciclistas. La ruta se puede hacer por tramos y enlaza, además, con otras vías verdes como la del Bidasoa, formando parte de la red EuroVelo 1.
Delta de l'Ebre (Tarragona)
Con más de 1.000 kilómetros de caminos ciclables, el Delta de l'Ebre es un paraíso para quienes buscan pedalear sin cuestas y con vistas siempre cambiantes. Aquí el paisaje lo forman los arrozales que se tiñen de diferentes colores según la época del año, lagunas habitadas por aves y largas playas donde el viento sopla casi a diario.
El Parque Natural ofrece rutas circulares y lineales adaptadas a todos los niveles, desde paseos cortos de menos de 7 kilómetros hasta itinerarios de 45 kilómetros que permiten recorrer buena parte del delta. El terreno es llano y las distancias son manejables, lo que lo convierte en un destino perfecto para familias o para quienes quieren un plan relajado. Además, en varios puntos hay empresas que alquilan bicicletas convencionales y eléctricas, e incluso organizan rutas guiadas. Si te animas, aquí tienes todos los itinerarios (con tracks incluidos) que puedes hacer en el Delta de l'Ebre en bicicleta.
Vía Verde de Ojos Negros (Teruel – Castellón – Valencia)
Es la vía verde más larga de España, con 184 kilómetros divididos en dos tramos principales que cruzan tres provincias. Nació como ferrocarril minero para transportar el mineral de hierro de Sierra Menera hasta el puerto de Sagunto y estuvo operativo hasta 1972.
El paisaje es muy variado: valles como el del Jiloca y el Palancia, el imponente castillo de Peracense, viaductos como el de Albentosa y barrancos que aparecen cuando menos te lo esperas. Desde Teruel, la ruta comienza con una subida hasta el Puerto de Escandón para luego iniciar un descenso casi continuo hacia el Mediterráneo, lo que facilita cubrir largas distancias. Hay áreas de descanso, estaciones rehabilitadas y conexiones ferroviarias en varios puntos para adaptar la ruta al tiempo y las fuerzas de cada uno.
Camino Natural del Valle del Lozoya (Madrid)
En plena vertiente sur de la Sierra de Guadarrama, este camino natural recorre 53,2 kilómetros divididos en una ruta principal y seis ramales que se pueden combinar al gusto de cada uno. Es un itinerario muy versátil y hay un poco de todo, con tramos sencillos y accesibles, y otros algo más exigentes que requieren un poco de preparación física, aunque todos ofrecen buenas vistas y zonas de sombra.
El paisaje alterna pinares, prados ganaderos, embalses con ermitas, puentes medievales y el monasterio de El Paular como gran hito cultural de la ruta. Es también un buen lugar para observar fauna, con especies como el águila imperial ibérica o la mariposa Graellsia. Pueblos como Rascafría, Lozoya o Garganta de los Montes invitan a hacer paradas para reponer fuerzas y descubrir su patrimonio.
Vía Verde de la Sierra (Cádiz y Sevilla)
Entre Olvera y Puerto Serrano, esta vía verde de 36,5 kilómetros discurre por las sierras más meridionales de la península. Su trazado suave, apto para todos los públicos, pasa por viaductos y túneles que se alternan con vistas abiertas al campo andaluz.
Uno de sus puntos más conocidos es el Peñón de Zaframagón, que alberga una de las mayores colonias de buitres leonados de Europa y cuenta con un observatorio para verlos de cerca. El recorrido aprovecha el trazado de una línea de tren que nunca llegó a inaugurarse y hoy dispone de áreas de descanso, centros de interpretación y pueblos cercanos donde la gastronomía es otro aliciente más del viaje.