El bochornoso fraude internacional felizmente detectado en el concurso de ingreso para las Residencias Médicas de este año ha puesto en primera plana a este otrora virtuoso sistema de educación de postgrado.
Cierto que la trampa provino principalmente de una universidad ecuatoriana de menor nivel dentro de las de su país, pero es también una muestra más de que a esa segunda categoría pertenece gran parte los estudiantes que, al menos en Medicina, busca formarse entre nosotros. De hecho, hasta hay en la frontera este de nuestro país instituciones públicas y sobre todo privadas que están tras los aspectos económicos de esa actividad, ofreciendo una más que dudosa calidad, particularmente a postulantes de países limítrofes.
Pero más grave y de mucho más difícil solución que el fraude es la