Después de estar al borde de la muerte, parece que por fin César comienza a recuperarse poco a poco. Amanda ha pasado toda la noche en el hospital esperando poder hablar con él y, al fin, ese momento ha llegado.
Amanda necesita explicaciones, y no se va a marchar hasta que descubra toda la historia que tanto tiempo le lleva ocultando César, y este sabe que no puede seguir mintiéndola mucho tiempo más.
“Me llamo César Hurtado, Bravo es el apellido de mi abuela materna”, mientras le confirmaba que toda su historia familiar había sido una mentira: sus abuelos no eran sus abuelos, sino los del mexicano, dueños de una colección de arte muy importante que Octavio Oramas robó antes de acabar con sus vidas y prenderle fuego a su casa.
Tiempo más tarde, Roberto Hurtado, su hijo, buscó venganza,