Buena parte de la península Ibérica arde y bate récords de altas temperaturas, donde tampoco se salva la cornisa cantábrica, en ella Euskadi, y la parte norte de Navarra. Históricamente, el clima de la península Ibérica alternaba veranos suaves con episodios calurosos, pero puntuales. Pero desde hace ya unos años, hemos entrado en una era de calor extremo donde los veranos en general son severos, y donde las olas de calor se han convertido casi en una norma.
Según el Observatorio de la Sostenibilidad, la situación es alarmante: “el 90% de los veranos de esta década han sido clasificados como muy severos o severos, con olas de calor cada año y anomalías térmicas superiores a los 3º C, un hecho muy poco frecuente antes de 2015. Estos se confirman con datos contundentes, ya que casi la mitad