En los días más calurosos del verano, en medio de la calma que vive la comarca de Tierra de Campos, un puñado de pueblos de Valladolid vive estos días una transformación. Calles que en algunas épocas del año apenas tienen el trasiego de sus habitantes se llenan ahora de risas, música, danza y voces que narran historias. Es la magia del Festival de Teatro Alternativo (FETALe) de Urones de Castroponce en Extensión, que este año celebra su 29ª edición y que, hasta el 17 de agosto, sigue llevando cultura a rincones donde a veces escasea.

El festival ha convertido a Urones en epicentro cultural, pero también ha extendido su influencia a otras localidades como Valdunquillo, Mayorga, Castroponce de Valderaduey, Medina de Rioseco -que regresa este año- y, por primera vez, Villavicencio de los Caballeros. Teatro contemporáneo, danza, circo, clown, música en directo, instalaciones visuales y talleres conviven en una cita que demuestra que la cultura puede florecer allí donde hay voluntad para cuidarla.

El impacto del FETALe va mucho más allá del escenario. Durante dos semanas, los pueblos se llenan de visitantes, se reactivan los bares y alojamientos rurales, se multiplican las conversaciones en las plazas y los niños crecen viendo que, en su pueblo, también pueden suceder cosas extraordinarias. En unos municipios donde muchas veces se habla más de despoblación que de oportunidades, este festival se ha convertido en un ejemplo de cómo el arte puede ser un motor de dinamización social y económica. El FETALe rompe barreras para que todo el mundo pueda acceder a la programación. Su filosofía es clara: con pocos recursos se pueden lograr grandes resultados si hay compromiso y visión.

Para Ignacio Castañeda, alcalde de Urones de Castroponce, el FETALe es mucho más que un festival: es una herramienta de dinamización para Tierra de Campos. “Estamos en un entorno evidentemente complicado, como es el rural, pero contamos con un potencial enorme”, subraya a elDiario.es. El edil recuerda que el certamen ha sido reconocido por el Observatorio de la Cultura como una de las 61 mejores propuestas en el medio rural de todo el país.

Sin embargo, advierte de que uno de los retos pendientes es mejorar las conexiones para atraer público. “Necesitamos poner medios para que la gente pueda desplazarse, ya sea mediante autobuses o transporte organizado, desde los pueblos cercanos y desde las capitales”, relata. Esta mejora, afirma, permitiría que más vecinos -especialmente los mayores, con mayores dificultades para moverse- pudieran disfrutar tanto de los espectáculos en sala como de los de calle.

Tejer redes entre municipios

Castañeda defiende que el festival no solo mueve a los espectadores, también fortalece los vínculos entre localidades. “El trabajo en comunidad es fundamental: colaboramos, nos agrupamos y compartimos experiencias con pueblos cercanos como Medina de Rioseco, Mayorga, Valdunquillo o Villavicencio de los Caballeros”, apunta. Estos lazos, explica, facilitan la logística y la asistencia, pero también refuerzan las relaciones históricas, comerciales y culturales en una zona marcada por la dispersión y el envejecimiento poblacional.

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El alcalde asegura que 2024 ha sido “la edición más ambiciosa” del festival, con un presupuesto que ha crecido de manera notable en los últimos años: de poco más de 20.000 euros en 2015 a más de 80.000 en la presente edición. Aun así, defiende que el objetivo es crecer y mantener la esencia: unas veinte propuestas artísticas por año, combinando espectáculos de sala, de calle y extensiones en varios municipios. “Este año es también el que más extensiones ha tenido, con la incorporación de Villavicencio de los Caballeros y el regreso de Medina de Rioseco”, destaca

En su opinión, las propuestas al aire libre son uno de los grandes éxitos del festival. “La respuesta del público ha sido espectacular”, comenta. El regidor subraya también el papel de las excursiones organizadas desde Valladolid, que ayudan a difundir el evento más allá de la comarca. Para Castañeda, “la cultura es una poderosa herramienta de transformación”, y Urones “es un pueblo de cultura”. Por eso, considera un “milagro” que, en un contexto tan pequeño -apenas un centenar de habitantes-, se haya logrado consolidar un festival de referencia nacional. “Es fruto del compromiso y del trabajo colectivo de vecinos, artistas y organizadores”, remarca. Los datos respaldan el éxito: la asistencia ha crecido un 25% respecto al año pasado, y la repercusión es cada vez mayor en toda la comarca.

Lo que aún queda por disfrutar

El festival se encuentra en su segunda semana y todavía guarda algunas de sus joyas para el final. Entre las propuestas que restan, este viernes 15 de agosto se presentará en el Corral de Anuncia de Urones de Castroponce Arrancamiento , de Pamela Palenciano, un monólogo potente sobre la violencia y la resiliencia femenina. El sábado 16, también en el Corral de Anuncia, el público podrá disfrutar de Sueño de una noche de verano , de la compañía Rayuela, y del espectáculo de circo Poi , de D’es Tro, al aire libre, en el exterior de las escuelas de Urones. Y para cerrar, el domingo 17, Desmedidas pondrá el broche final en Urones con una pieza que reflexiona sobre los ideales femeninos y la soledad.

Para Carlos Tapia, director del FETALe y de Azahara Teatro, el principal desafío a la hora de programar en un entorno como Tierra de Campos es encontrar el equilibrio entre calidad artística, presupuesto y adecuación a los espacios disponibles. “Nuestro trabajo implica diseñar una programación que despierte interés y mantenga el nivel que el festival ha tenido históricamente, pero ajustándonos a la disponibilidad de fechas, a la viabilidad económica y a las condiciones técnicas de cada lugar”, explica a elDiario.es. No es sencillo cuando, en apenas dos semanas, hay que llenar una agenda que combina espectáculos de sala y de calle en varios pueblos, algunos días con doble programación.

Tapia recuerda que, además de la selección artística, el festival busca propuestas con un compromiso social claro, especialmente en cuestiones vinculadas a la mujer. También subraya la importancia de adaptar cada montaje al contexto de la localidad que lo acoge y de implicar a los ayuntamientos y vecinos en el proceso. Entre los retos pendientes, señala la mejora de infraestructuras -sobre todo en el Corral de Anuncia-, la creación de espacios de residencia artística y la posibilidad de extender la actividad más allá del mes de agosto. “Mantener vivo el festival es el gran objetivo. No se trata tanto de crecer, sino de seguir despertando la misma expectación y de reforzar su papel como referente cultural de la comarca”, señala.

El director subraya, además, que nada de esto sería posible sin el respaldo económico de las administraciones, y reclama un compromiso más firme, especialmente por parte de la Junta de Castilla y León. “Todo apoyo institucional a la cultura es poco; necesitamos más recursos para que este festival, y el conjunto del sector cultural, puedan desarrollarse con estabilidad y ambición”, defiende. Según Tapia, un incremento real de la inversión pública de la administración autonómica -pasando, del medio punto del PIB destinado actualmente a cultura a un uno o un uno y medio- tendría un impacto decisivo en la vertebración social y económica del territorio.

Un festival necesario

Fundado en 1997, el FETALe ha sabido mantenerse fiel a su espíritu original: apostar por el teatro y las artes escénicas como herramienta de vertebración territorial y cohesión social. Lo que nació como un gesto cultural en un pequeño pueblo se ha convertido, casi tres décadas después, en una referencia para toda Castilla y León y en el único festival rural de la comunidad incluido en el ranking del Observatorio de la Cultura.

Su verdadera esencia no está solo en la calidad de la programación, se encuentra en la manera en que crea comunidad: voluntarios, vecinos, artistas y espectadores se funden en un mismo espacio, compartiendo experiencias y rompiendo la rutina. En una tierra donde cada habitante cuenta, el festival multiplica las voces y los encuentros.