Una secuencia se repite en Cincinnati . La de un tenista francés gritando al cielo y dando brincos después de cada partido . Se trata de Terence Atmane , una raqueta de la generación de Alcaraz curtida en los Challengers que ha dado el paso en el Lindner Family Tennis Center . Ha pasado de la Qualy a pelear contra Sinner por un puesto en la final del mencionado Masters 1.000.

Su camino deja una estela de víctimas. Jasika, Li Tu, Nishioka, Cobolli, Fonseca, Fritz y Rune . Todas ellas rendidas ante el repertorio de Atmane. Su tenis esconde cambios de ritmo, de altura y, en ocasiones, cierta anarquía de la que sale airoso. Las ventajas de ser zurdo. Es un tenista que se sale algo del tiesto del resto, más abrazados al servicio y la potencia. Sus recientes triunfos le dejan a un paso de la final y con la entrada top 100 asegurada.

Fuera de la pista también rompe moldes. Es un apasionado coleccionista de cartas Pokémon y posee un acopio que muestra con orgullo en sus redes sociales. Especialmente la carta Kyogre Ex , del mazo Crystal Guardians de 2007 , por la que estuvo dos años detrás de ella. «Cuando era un niño, veía Pokémon en la televisión. En el colegio la gente hablaba de las cartas Pokémon y recuerdo jugar con mis amigos. Las empecé a coleccionar siendo un niño y todavía las conservó», ha explicado.

Es un mundo que, como él mismo describe, le ayuda a «desconectar» y mantener el «equilibrio mental» durante el circuito. Atmane, de pasión pokemaníaca, hizo del tenis su profesión a través de los videojuegos. De pequeño jugaba al Virtua Tennis y el Wii Sports y fue entonces cuando su madre, cansada de que jugara a videojuegos, le compró una raqueta de verdad.

«Jugaba todos los días. Un día vino mi madre y me dijo ‘ basta de videojuegos . Voy a comprarte una raqueta para que vayas al club y lo pruebes’. Desde entonces, nunca he dejado de jugar a tenis», expresó Atmane. Pasó de lo virtual a lo real. Desde entonces ha ido combinando buenos partidos con derrotas frustrantes y se ha prodigado especialmente en los Challengers. «El nivel en estos torneos es altísimo», detalla.

Atmane es, además, un superdotado al poseer un coeficiente intelectual de 158 . «El instinto me distingue del resto. Cuando mi cerebro funciona correctamente, puedo ser peligroso porque no pienso como los demás», explicó. Aunque trabaja para evitar que sea un arma de doble filo. «Puede llevarme a tomar decisiones equivocadas porque me estreso o empiezo a pensar demasiado. Estoy puliéndolo». Atmane, el tenista moldeado por sí mismo reta a Sinner.