El encuentro de Alaska tenía dos objetivos. Para Donald Trump , el anfitrión, sentar las bases para alcanzar la paz –un alto el fuego, vaya– en Ucrania. Para Vladímir Putin , en cambio, la misión no era otra que ser tratado como un igual por parte de la primera economía del mundo sin tener que hacer concesiones en el marco de su aventura bélica.

Pues bien: a juzgar por las palabras que han pronunciado ambos líderes al término de la reunión, el primer objetivo no solo no se ha cumplido sino que parece lejos de poder cumplirse. En cuanto al segundo, basta decir que Putin se lleva de regreso a casa una foto caminando sobre una alfombra roja (literalmente).

“Putin ganando tiempo sin conceder nada a cambio”, escribía el famoso analista Ian Bremmer en sus redes sociales minuto y medio de

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