John Maynard Keynes y Friedrich Hayek, dos economistas que lideraron uno de los debates intelectuales más importantes de la ciencia económica durante el siglo XX (básicamente entre lo que se llamó keynesianos versus austríacos ), compartían una mirada en común: los bancos eran tremendamente poderosos y pocos fiables, nada garantizaba que operaran con maestría y precisión. Los bancos no se veían a sí mismos como los supervisores reguladores de la economía y solo aspiraban a obtener beneficios o, a lo sumo, evitar pérdidas en sus inversiones.
La Gran Depresión ya se intensificaba en todo el mundo. Entre agosto de 1929 y agosto de 1930, la producción total en Estados Unidos se desplomó un 27% y los precios mayoristas cayeron 13% (deflación). En Gran Bretaña la desocupación llegó a 20