Un verso de Serrat resuena entre los muros de la parte nueva del cementerio de Ejea: 'De vez en cuando, la vida toma conmigo un café'. Arremolinados por grupos, ocupando las escasas sombras que aportan los muros y los jóvenes arboles del campo santo, decenas de familiares, vecinos y amigos, compañeros de partido y rivales políticos han despedido este sábado a Javier Lamban Montañés, socialdemócrata e historiador pero, sobre todo, aragonés. Nacido en Ejea de los Caballeros el 19 de agosto de 1957, Lamban ha querido marcharse sin pompa, arropado por sus vecinos y su familia en un sencillo acto celebrado en la sala del crematorio de su localidad natal. Un espacio reducido con capacidad para 40 personas que finalmente ha abierto sus puertas para que aquellos que esperaban bajo el sol pudieran compartir su último adiós.

El miércoles ingresaba en el Hospital de Ejea de los Caballeros. Gran defensor de la sanidad pública, fue tratado en ella de las enfermedades que padecía: era diabético, tenía esclerosis múltiple desde 2010, y fue diagnosticado de cáncer de colon en 2021. Su forma de llevar la enfermedad contra la que ha luchado los últimos cuatro años ha sido alabada en el sector político: “Ha antepuesto Aragón a su salud”, señalaba el actual presidente Javier Azcón, y también entre la ciudadanía: “No volveremos a tener otro como él, ha sido un ejemplo de dedicación y de cariño a su pueblo”, asegura Mari, vecina de Ejea.

Vecinos, compañeros y rivales políticos, a las puertas del crematorio de Ejea.

Cabal hasta el último momento, trabajador incansable, hoy, el día de su despedida, se publica en prensa un artículo que había dejado escrito precisamente para publicar en esta jornada (en 'Heraldo'). En la calle, la gente ha expresado su pésame. Aseguran que recordarán “su trabajo por Ejea y Aragón” y “la lealtad hacia sus ideas”. Y la frase que más se repite: “Me quedo con su forma de ser, con la persona”. Un hombre “normal”, dicen los que lo conocían, que “nunca dejó de vivir en el pueblo en el que creció”, cuenta Oli, vecina de la localidad. Lourdes recuerda cómo, siendo presidente, volvía de Zaragoza y antes de ir a casa, llamaba a Marisa (su mujer) para hacer la compra en el supermercado de la avenida, “saludaba, hablaba como cualquier vecino mientras hacía fila en la caja”, comenta, porque siempre “ha sido uno más entre nosotros y se le va a echar de menos”, añade.

De su carácter combativo, su “sinceridad e inteligencia”, da cuenta Mariano Malón, hijo de un colono de Pinsoro, republicano y descendiente de una familia duramente azotada por la Guerra Civil y el Franquismo, que recuerda cómo un joven Javier Lamban asistía y participaba activamente en las charlas que organizaba su padre en los albores de la democracia, y el posterior coloquio que se celebraba en su casa en el pueblo. “Tenía un gran interés por conocer lo que sucedió en España a través del testimonio de quienes lo vivieron, como fue el caso de mi padre”, asegura Mariano, que pudo despedirse hace quince días en la charla que Lamban ofreció en el parque central de Ejea de los Caballeros. Allí se dieron un abrazo y el expolítico le recordó que todavía le debía a su padre un libro de la República que este le había prestado y que él nunca le había llegado a devolver.

“Un agitador cultural”

Un compromiso con la historia que Javier Lamban materializó en sus estudios; siendo doctor en Historia y profesor de lengua, latín y griego, y también en los diferentes cargos públicos que ocupó en Aragón. Antes de impulsar el Cuarto Espacio de la Diputación de Zaragoza, Lambán lideró la puesta en marcha del Centro de Estudios de las Cinco Villas, a principios de los años ochenta, y de la Fundación Uncastillo, entidades que han trabajado por y para la difusión y preservación de la cultura.

“Siempre fue un agitador cultural”, recuerda Lola Campos, concejala en el Ayuntamiento de Zaragoza durante la alcaldía del socialista Juan Alberto Belloch y descendiente de Farasdués (Cinco Villas). Juntos fueron al instituto Reyes Católicos, en Ejea, donde Javier Lamban era coordinador de la revista estudiantil del centro. “El primer artículo que escribí fue sobre la igualdad de acceso de chicos y chicas a las pistas deportivas, y Javier no cambió nada”, recuerda Campos. Una revista en la que Lamban publicó textos de Machado y Miguel Hernández a pesar de la censura.

Conchita, miembro del Foro de Mujeres Progresistas de Ejea de los Caballeros y seguidora de la política de Javier Lamban desde sus inicios, pone en valor el apoyo que este siempre ha mostrado a la mujer, una idea que comparte Natalia Salvo, la que fuera directora del Instituto Aragonés de la Mujer con apenas 25 años cumplidos: “Siento que Javier Lamban ha sido la primera persona que confió en mí realmente, nunca me puso una directriz, solo me dio un consejo: lo que inicies, llévalo adelante hasta terminarlo”, unas palabras que esta vecina de Sádaba aplica en su día a día desde entonces.

Un aficionado a Oregón Tv

Alejado de la condescendencia, político de acuerdos, socialdemócrata por convicción, conversador nato y lector voraz, Javier Lamban rara vez escribía en papel un discurso y tiraba de socarronería siempre que se presentaba la oportunidad: “Era un gran aficionado a Oregón Tv que se apuntaba a cualquier aventura que se le proponía, como en el espectáculo 40 Años de Autonomía. Ese día en el Teatro Principal no hubo preguntas pactadas, él subió al escenario a jugar ”, recuerda el actor Rafa Blancas, que confiesa que, como otros tantos de los que el viernes y sábado se han acercado a darle el último adiós, echará de menos poder “escribirle mensajes, sus llamadas cruzadas y aprender con él, porque, aunque estaba fuera de la política, cuando hablaba era escuchado”.

Fue jugador de fútbol “y prometía”, dicen en su círculo. De aquella época en la “llevaba melenas” le quedó su pasión por el equipo merengue. Madridista de corazón, su club se despedía de él en un comunicado. Su cercanía fue uno de sus distintivos, y llamaba la atención también fuera de la comunidad, como han puesto en valor políticos y personalidades del mundo de la cultura en toda España a través de las redes sociales. Se saltaba el protocolo, por ejemplo, para saludar a la esposa del actor de Oregón Tv duranta la visita del Rey Felipe VI a las instalaciones de una empresa aragonesa, siendo presidente de la comunidad.

Hijo predilecto de Ejea, nunca dejó de compartir tiempo y conversación con sus amigos de toda la vida que hoy se quedan, como ha dicho Javier Sarría en su elegía: “Huérfanos de su sabiduría, y de la sencillez y lealtad de su amistad”. Tras un minuto de silencio sordo en el cementerio, un aplauso ha dado paso de nuevo a la voz Joan Manuel Serrat, “caminante, no hay camino, se hace camino al andar”. Un verso con el que, a sus 67 años, Javier Lamban ha querido despedirse de quienes han ido a desearle lo que él solía pedir para quien comenzaba esta nueva andadura: “Que la tierra le sea leve”.