En vez de estar en lugares como Alaska decidiendo el destino de millones de personas en lugares como Ucrania, Donald Trump y Vladímir Putin deberían estar en la cárcel. Los delitos de la enorme mayoría de la gente que está presa por el mundo son niñerías al lado de los crímenes de los actuales presidentes de Estados Unidos y Rusia.
Mi fantasía -y sospecho que muchos la comparten- es que los dos acaben sus días entre rejas. Me imagino su primer encuentro en el patio de la prisión.
Putin: ¡Donald! ¡Qué pálido que estás! Apenas te reconozco sin tu maquillaje naranja.
Trump: Ay, Vladímir, Vladímir…nunca me imaginé que podías ser tan cruel, yo que tanto te admiré, que tanto te quise, durante tantos años…
P: No llores, marica, y contame porque estás acá.
T: ¿Por qué sos tan brusco conmigo?