En su década y pico como presidente de Talleres, Andrés Fassi nunca renegó públicamente de la influencia que se le atribuye sobre sus entrenadores a la hora de disponer tácticas y estrategias. No sólo eso. Él mismo se ha encargado de alimentar esa creencia, irrumpiendo en modo casual en algunas prácticas no restringidas al periodismo y situándose al borde del campo de juego para dar indicaciones junto al DT de turno.

Esa fama que lo precede, y que da la vuelta al fútbol, le ha costado al mandamás albiazul la negativa de más de un técnico de renombre que tenía en el radar para el club de barrio Jardín, y lo obligó en varias oportunidades a ‘sacar de la galera’ algún apellido desconocido o a bendecir contrarreloj a un hombre de la casa, de ‘ADN albiazul’, como a él mismo le gusta decir.

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