
Según una encuesta de Target Point publicada en mayo, el 49% de los españoles considera que sería mejor cerrar el Senado antes que mantenerlo con sus funciones actuales. El dato revela una desafección creciente hacia la Cámara Alta, pese a que su cierre requeriría una reforma constitucional de gran calado.
La comparación histórica no es menos elocuente: en 2020, cerca del 60% de los encuestados apostaban por su supresión. Aunque el porcentaje ha descendido, la percepción de irrelevancia institucional se mantiene elevada.
¿Quién quiere cerrar el Senado?
Los votantes de Vox lideran el rechazo con un 68%, seguidos por los de partidos nacionalistas (55%) y sorprendentemente por un 54% de votantes del PSOE . También Sumar (51%) y Podemos (43%) se sitúan por encima del 40%, lo que denota un cuestionamiento transversal de la utilidad de la Cámara.
Solo un 16% de la población está claramente en contra de su cierre, mientras que un 35% se mantiene neutral.
¿Para qué sirve el Senado?
De acuerdo con el artículo 69 de la Constitución Española , el Senado es la Cámara de representación territorial dentro de las Cortes Generales. Entre sus funciones están:
- Revisar y modificar leyes propuestas por el Congreso.
- Proponer iniciativas legislativas propias.
- Controlar al Gobierno mediante preguntas, mociones y comisiones.
- Evaluar los Presupuestos Generales del Estado.
Desde julio de 2023, el Senado cuenta con mayoría absoluta del Partido Popular (120 senadores). Aun así, la eficacia legislativa queda en entredicho, pues más de veinte leyes aprobadas en el Senado están hoy bloqueadas en el Congreso.
El abandono del Gobierno y la ofensiva del PP
El presidente Pedro Sánchez no ha acudido a una sesión de control desde marzo de 2024. Esta prolongada ausencia ha sido utilizada por el PP como munición política, logrando en junio una reforma del reglamento para forzar su comparecencia al menos una vez al mes.
«Frente a la anomalía democrática a la que pretende conducirnos el sanchismo, nosotros le respondemos con más Senado que nunca», afirmó la portavoz popular, Alicia García , subrayando que la Cámara Alta ha sido «clave para destapar las vergüenzas del Gobierno».
¿Un cambio necesario o una institución amortizada?
La disyuntiva sobre el Senado abre un debate más profundo sobre el equilibrio institucional del Estado. ¿Reformar o cerrar? Algunos juristas apuntan a la posibilidad de transformarlo en una verdadera cámara territorial , tal y como se hace en federaciones como Alemania o Estados Unidos. Otros consideran que su papel es redundante ante el peso del Congreso.Sea cual sea el desenlace, lo cierto es que la desafección ciudadana hacia esta institución está alimentada por su baja visibilidad y escasa eficacia legislativa. En tiempos de crisis democrática, la pregunta ya no es si se puede cerrar el Senado, sino si los ciudadanos seguirán aceptando pagar por una institución que, según muchos, ya no cumple su cometido.