La reducción de la pobreza que presume el gobierno es frágil y depende de subsidios que, aunque valiosos para quienes los reciben, no generan desarrollo sostenible.

Siempre será buena noticia un anuncio sobre disminución de la pobreza, significa que, al menos en el papel, hay menos personas que viven en condiciones extremas. Pero una cosa es celebrar el dato y otra muy distinta es creer ciegamente en la narrativa oficial que lo acompaña.

Lo que no te dicen es que, para lograr este “milagro”, primero desaparecieron al árbitro independiente, el CONEVAL. Dejaron que el INEGI, sin contrapeso ni validación externa, se convirtiera en juez y parte de la medición. Es como si en un partido de futbol el equipo local corriera al árbitro, se pusiera a marcar sus propias faltas y además celebrara sus

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