Las encuestas presentan una esquizofrenia: nadie lidera la carrera por la gubernatura guinda como la alcaldesa de Tepic, y nadie genera más rechazo. Una contradicción alimentada por el verdadero protagonista de su gobierno: su Rasputín de huarache y la patológica necesidad de éste por el escándalo digital.

Su historial es un catálogo de despropósitos virales: desde exhibir un malacate fallido hasta tener que negar públicamente la paternidad de “todas las niñas de ojos de color”. Pero fue su cinismo lo que le inmortalizó en una advertencia directa a sus críticos: “Es inútil que quieran que la presidenta se deshaga de mí. Si no han podido en cuatro años, no van a poder en los dos que quedan”.

Ahí se muestra la ceguera de la alcaldesa. La zarina Alejandra le entregó el imperio a Rasputín po

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