A medida que las negociaciones para poner fin a la guerra en Ucrania se intensifican, el foco se centra en la región del Donbás, que incluye Donetsk y Luhansk. Esta zona ha sido un objetivo clave para Rusia desde hace años. Durante la era soviética, el Donbás era un centro industrial, conocido por sus minas de carbón y acerías. Además, cuenta con tierras agrícolas fértiles y una costa en el mar de Azov. Históricamente, ha sido la parte más "rusa" de Ucrania, con una significativa población de hablantes de ruso.
Desde 2014, tras la anexión de Crimea, Rusia ha intentado desestabilizar Ucrania. En el Donbás, milicias prorrusas, algunas con tanques, tomaron rápidamente las ciudades de Luhansk y Donetsk. Desde entonces, más de 14.000 personas han muerto en los combates entre separatistas respaldados por Rusia y las fuerzas ucranianas. Al menos 1,5 millones de ucranianos han abandonado la región, mientras que más de tres millones viven bajo ocupación rusa.
Moscú ha distribuido pasaportes rusos en las áreas controladas por separatistas. En febrero de 2022, Putin reconoció a Luhansk y Donetsk como estados independientes, justo antes de la invasión a gran escala. Posteriormente, Rusia anexó de manera unilateral ambas regiones, junto con Zaporiyia y Jersón, a pesar de que solo las ocupa parcialmente.
Los analistas advierten que, al ritmo actual, las fuerzas rusas tardarán años en completar la ocupación de las áreas anexadas. Por su parte, Ucrania ha perdido casi todo Luhansk y más del 70% de Donetsk, aunque aún mantiene un "cinturón fortaleza" de ciudades industriales que actúa como barrera contra las fuerzas rusas. Para el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, ceder más territorio sería un suicidio político, ya que aproximadamente tres cuartas partes de los ucranianos se oponen a entregar cualquier parte del país a Rusia.
Zelensky ha señalado que la retirada de Donetsk dejaría vulnerables las llanuras centrales de Ucrania ante una posible ofensiva rusa. Además, esto violaría la soberanía ucraniana y transgrediría un principio clave para sus aliados europeos: que la agresión no puede ser recompensada con territorio. El Donbás sigue siendo el núcleo de las ambiciones de Putin en Ucrania y representa un desafío significativo para Europa en su intento de mantener un orden internacional basado en reglas.