En Long Island, la resistencia no siempre se mide en pancartas visibles ni en titulares estridentes. Muchas veces se manifiesta como un mensaje de texto o una transmisión improvisada por Facebook Live: “No abran la puerta, ICE está en el barrio”.

José Oquendo Sánchez

Son alertas breves, lanzadas al vuelo, pero con un peso enorme: pueden significar que una familia permanezca unida o que, en cuestión de horas, un padre, madre o hijo termine tras los barrotes de un centro de detención de ICE.

Vigilantes comunitarios

Estos vigías comunitarios no cuentan con presupuesto oficial, uniformes ni oficinas. Su “patrulla” son sus propios vehículos y teléfonos; su “radar”, la vista atenta y la memoria para reconocer rostros y patrones. Su misión no es sembrar miedo, sino dar a sus vecinos la oportu

See Full Page