Entre algunas personas que me honran con su amistad, existen discrepancias sobre algunas cuestiones referidas a nuestra historia, y también en lo referido a la realidad política. A ello se suma la multiplicidad de amigos que tengo en las redes sociales, con ideas muy diferentes, y que ante algunos de mis posteos se trenzan en discusiones, tratando de mostrar lo que cada uno considera su verdad.
Siempre he creído que es bueno el debate respetuoso, el intercambiar ideas, y muchas veces a través del diálogo he podido rever algunas de mis posturas, ante consideraciones que quizás no había contemplado debidamente.
Lo que, si me parece inaceptable y determina la imposibilidad de cualquier diálogo es cuando se niegan evidencias irrefutables y se cae en un fundamentalismo ideológico, donde no se