Decenas de trabajadores de Microsoft ocuparon el campus este de la empresa tecnológica en Redmond, en el estado de Washington (EEUU) para protestar por el uso que el ejército israelí hace de su software para llevar a cabo operaciones en Gaza y facilitar la vigilancia de palestinos.

Tres meses después de que la compañía anunciase una investigación independiente sobre el uso del programa Azure, trabajadores en nómina y exempleados ocuparon un espacio que declararon “Zona Franca” y mostraron pancartas con el mensaje “Uníos a la intifada de los trabajadores - No hay mano de obra para el genocidio” o “Plaza de los niños palestinos martirizados”.

La protesta, que organizó el grupo No hay Azure para el genocidio, ha reclamado que Microsoft retire sus inversiones de Israel.

El empleado Joe López interrumpió este año un discurso de la consejera delegada, Satya Nadella, a la conferencia anual de programadores. “Satia, qué tal si nos muestra como Microsoft mata palestinos”, lanzó.

El gigante tecnológico despidió a dos empleadas este año por interrumpir los actos por el 50º aniversario de la compañía en protesta por la venta de inteligencia artificial a Israel

El manifestante Hossam Nair dijo este martes que han decidido ampliar la escala de sus acciones porque la empresa no ha respondido de forma adecuada.

Hossam explicó que sintió la motivación para protestar con más ahínco tras el asesinato selectivo del conocido periodista de Al Jazeera Anas al Sharif, uno de los cinco que murió en un bombardeo del ejército israelí.

“Lo vi informar desde Gaza sin descanso, pese al hambre, las campañas de exterminio, los bombardeos. Era la voz de la profesión y lo atacaron intencionadamente”, dice este exempleado de 26 años, que trabajó tres años para la empresa, pero fue despedido en 2024 por organizar una velada por Palestina en el exterior de sus oficinas.

“Fue la misma semana en la que The Guardian publicó que Microsoft almacena masivamente datos de las escuchas de las llamadas de los palestinos ”, precisó.

Una información de The Guardian y la revista israelí +972 reveló este mes que la agencia de espionaje militar israelí Unidad 8200 empleaba la nube de Azure para guardar innumerables gravaciones de llamadas de teléfono móvil de los palestinos de Gaza y Cisjordania.

La compañía respondió que no le constaba “la vigilancia de civiles o la recogida de sus conversaciones de teléfono móvil a través de los servicios de Microsoft”.

Microsoft también figura entre las numerosas empresas internacionales señaladas por la relatora especial de la ONU para Palestina, Francesca Albanese, por colaborar con la ocupación de Israel .

La protesta se produce en un contexto en el que arrecian las advertencias de la ONU y otras organizaciones sobre “hambre generalizada, desnutrición y enfermedades” en Gaza. El ministerio de Sanidad de la Franja calcula que han muerto al menos 62.000 personas desde el comienzo de la invasión israelí en 2023.

Otra empleada de Microsoft, Nasreen Jaradat, de 29 años, dijo: “A cada segundo que esperamos, las cosas se ponen cada vez peor en Palestina”. “El hambre es cada vez mayor. Bombardean y mutilan cada vez a más gente. Es el momento de que subamos la presión, de la forma en que podamos”, explicó.

La protesta terminó pasadas dos horas con la llegada de la policía, que ordenó a los presentes marcharse y les dijo que los detendría por invadir la propiedad privada. Un portavoz de la empresa dijo que “se pidió a los manifestantes que se marcharan y se marcharon”. No quiso añadir nada sobre el comunicado de la semana pasada sobre la investigación interna al respecto de las acusaciones sobre el uso de Azure para espiar a palestinos.

“A partir de estas revisiones, que incluyeron entrevistas a docenas de empleados y el análisis de documentos, no hemos encontrado hasta la fecha pruebas de que las tecnologías de Azure e inteligencia artificial de Microsoft se hayan usado para señalar o perjudicar a nadie en el conflicto en Gaza”, dijo.

Microsoft tiene 47.000 empleados en Redmond. Aunque algunos trabajadores aceptaron las octavillas que los manifestantes repartían el martes y las leyeron, otros siguieron tomando sus almuerzos en los restaurantes que rodean la plaza.

Un empleado de 28 años que observó la protesta dijo que simpatizaba con los manifestantes, pero que no creía que tuviesen gran impacto.

Los participantes explicaron que trataban de informar a la gente. “Creo que estamos espoleando que la gente que trabaja en Microsoft hable más abiertamente entre sí de cómo su labor contribuye al genocidio”, indicó otro exempleado, Julius Shan, de 28 años.

La gente aún está empezando a conocer de qué modo la empresa está ligada al genocidio. “Así es como se adquiere nueva información”, alegó.