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Cuando dirigía la Policía Fiscal y Aduanera (Polfa) el general Juan Carlos Buitrago, hoy en uso de buen retiro, recibió la primera alerta sobre la existencia de un directorio criminal que actuaba desde el exterior y que se denomina “la junta directiva” y, en su versión más reciente “la junta de Dubái”.
Una noche, mientras cenaba en un restaurante de Bogotá con una congresista y su esposo, ella le pidió que hablaran en privado y le dijo que tenía información cierta en el sentido de que esa organización estaba ofreciendo US$5 millones por su cargo. Se trataba de un plan, según la parlamentaria, para remover al alto oficial de cualquier manera: la vía del desprestigio, de los montajes judiciales o de un atentado contra su vida.
En esa época, durante el gobierno de Iván Duque Márq