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En octubre de 2015, al cierre de la campaña en la que habría de ganar su elección como alcalde Ibagué para el periodo 2016-2019, el médico Guillermo Alfonso Jaramillo Martínez se hizo fotografiar con su equipo en el lugar donde estaría la primera piedra del Acueducto Complementario de la ciudad, la obra más requerida en materia de servicios, salubridad y saneamiento público.
Posó en realidad sobre un arrume de tubos de 36 pulgadas enviados como muestra por un fabricante interesado en el proyecto, que incluiría el tendido de una línea de conducción de 20.5 kilómetros que llevaría a los ibaguereños agua del Río Cocora.
Como si se trata de un presagio, las cosas no comenzaron bien. La tubería en concreto fue comprada por la Empresa Ibaguereña de Acueducto y Alcantarillado (IBAL)