El informe titulado “Volar barato se paga caro: cómo las aerolíneas compiten con el tren y agravan la crisis climática” , publicado este jueves , analiza 142 rutas en 31 países europeos , incluidas 19 conexiones con España (seis de ellas nacionales). El documento revela un dato inquietante: en el 92% de las rutas internacionales con origen o destino en territorio español, el tren es más costoso que el avión .

Un desequilibrio estructural en el transporte europeo

El estudio demuestra que, en Europa Occidental —especialmente en Francia, Reino Unido y España — el ferrocarril pierde competitividad. De hecho, en el 54% de las rutas transfronterizas analizadas , los vuelos resultaron “predominantemente más baratos” que los billetes ferroviarios , confirmando la tendencia de que volar cuesta menos que viajar en tren , a pesar del impacto ambiental mucho mayor.

Entre las causas principales, Greenpeace apunta a dos factores:

  • La red ferroviaria francesa , imprescindible para gran parte de las rutas con España, mantiene tarifas elevadas .

  • La necesidad de comprar billetes separados en determinados trayectos, lo que dispara el coste final del viaje.

Así, incluso en conexiones tan demandadas como Madrid-París , los usuarios deben adquirir dos billetes distintos: uno en Renfe, Iryo u Ouigo para el tramo Madrid-Barcelona , y otro con la SNCF para Barcelona-París .

Portugal, la excepción barata

El único itinerario transfronterizo en el que el tren es más económico que el avión es el Lisboa-Madrid . Sin embargo, esta ruta presenta un problema estructural: requiere al menos dos transbordos , al carecer de un tren directo entre las dos capitales ibéricas. La situación es similar en la línea Oporto-Madrid , donde el viajero necesita adquirir un billete Oporto-Vigo y otro Vigo-Madrid .

Como contrapunto positivo, el informe subraya que en cinco de las seis rutas nacionales analizadas en España el tren es más barato que el avión . Una de las más significativas es la A Coruña-Barcelona , que en 2023 resultaba sistemáticamente más costosa en tren, lo que refleja una mejora progresiva en las tarifas internas.

El impacto de las aerolíneas de bajo coste

La investigación destaca el papel dominante de compañías como Ryanair, Wizz Air, Vueling o easyJet , que ofrecen tarifas ultrabajas que llegan a estar por debajo de las propias tasas aeroportuarias . Esto es posible gracias a dos privilegios fiscales: la exención de impuestos al queroseno y la ausencia de IVA en vuelos internacionales , frente al IVA completo que soporta el transporte ferroviario , junto a los peajes por uso de vías y costes energéticos.

El contraste es brutal: un billete de Barcelona a Londres puede costar apenas 14,99 euros en avión , mientras que el tren supera los 389 euros , es decir, 26 veces más caro .

El coste ambiental y las propuestas de Greenpeace

Más allá de los precios, Greenpeace recuerda que el impacto climático es descomunal: un vuelo emite cinco veces más CO₂ por pasajero-kilómetro que el tren , y si se compara con los servicios ferroviarios que utilizan energía 100% renovable , el impacto aéreo puede ser 80 veces mayor .

Ante este escenario, la organización ecologista exige a la Unión Europea y a los Gobiernos nacionales una reforma estructural del transporte :

  • Eliminar subvenciones a la aviación .

  • Simplificar la compra de billetes ferroviarios internacionales .

  • Apostar por un abono climático asequible , con tarifas planas válidas en transporte público nacional e internacional .

  • Invertir más en trenes nocturnos , que ofrecen una alternativa sostenible para largas distancias.

El informe concluye que, pese a una ligera mejora respecto a 2023 —con un 14% más de rutas donde el tren es más barato —, la asimetría de precios sigue consolidando al avión como opción preferente en Europa, en detrimento del ferrocarril , y con un coste ambiental que la sociedad ya no puede permitirse.