La noche del miércoles se tornó trágica durante un partido de la Copa Sudamericana entre Universidad de Chile e Independiente en Argentina. La situación se descontroló en el estadio Libertadores de América, donde un grupo de hinchas chilenos fue agredido. El incidente comenzó a los 34 minutos del primer tiempo, cuando el marcador estaba empatado 1-1. Las versiones sobre el origen de la violencia son contradictorias. Algunos informes indican que los hinchas de Universidad de Chile lanzaron objetos contundentes hacia la tribuna de Independiente, mientras que otros sugieren que la provocación se debió al robo de banderas por parte de los aficionados locales.

A medida que avanzaba el partido, la tensión aumentó. Durante el entretiempo, se lanzó una bomba de estruendo desde la tribuna de la U hacia los hinchas de Independiente. Además, se reportaron lanzamientos de piedras desde el exterior. A pesar de la gravedad de la situación, no hubo intervención de la seguridad, ni privada ni policial. Cuando se intentó desalojar a los hinchas chilenos, muchos se resistieron, lo que llevó a una advertencia de que el club podría enfrentar sanciones por parte de la Conmebol.

Finalmente, los hinchas de Universidad de Chile abandonaron el estadio sin protección policial, lo que permitió que los aficionados de Independiente atacaran a un grupo de ellos que aún permanecía en el recinto. La violencia se intensificó, y el partido fue declarado como "cancelado" por la Conmebol tras más de 40 minutos de interrupción. En total, más de 650 efectivos de seguridad estaban presentes, pero no intervinieron para detener los incidentes.

Mientras tanto, las redes sociales mostraban imágenes impactantes de hinchas chilenos siendo agredidos y despojados de sus pertenencias. Una aficionada, Scarleth Barrera, relató que los hinchas de Independiente intentaron romper las barreras para acceder a la zona de los chilenos, quienes formaron un muro de contención para proteger a las familias presentes.

El presidente de Chile, Gabriel Boric, condenó la violencia y responsabilizó a la organización del evento. Aseguró que su embajador en Argentina se encargaría de garantizar la seguridad de los hinchas chilenos detenidos y heridos. Por su parte, el presidente de Independiente, Néstor Grindetti, defendió a su club, afirmando que la violencia fue provocada por los hinchas de la U, quienes, según él, destrozaron los baños del estadio.

La ministra de Seguridad de Argentina, Patricia Bullrich, calificó los hechos como una "tragedia" y criticó al Gobierno de la Provincia de Buenos Aires por permitir que la violencia se apoderara del evento. En cuanto a los heridos, el accionista mayoritario de Azul Azul, Michael Clark, informó que 19 personas resultaron lesionadas, una de ellas en estado crítico tras lanzarse desde una altura considerable. Hasta el momento, no se han reportado fallecidos en los hospitales.