Rusia acaba de mover una pieza clave en su tablero de control digital. El gobierno ha ordenado que todos los teléfonos móviles y tabletas que se comercialicen en el país deberán venir con una nueva aplicación preinstalada : ‘Max’, un servicio de mensajería impulsado por el Estado que, según los críticos, está diseñado como una potente herramienta de vigilancia gubernamental .
Coincide junto a otras restricciones. Esta nueva medida se produce apenas una semana después de que el regulador ruso, Roskomnadzor, comenzará a restringir las llamadas de voz en servicios tan populares como WhatsApp y Telegram, castigándolos por su negativa a entregar datos de sus usuarios a las autoridades.
‘Max’, el reemplazo forzoso que se integra con el gobierno. Esta nueva aplicación no parte