Un minucioso informe de Nicolás Cassese y Paz Rodríguez Niell, publicado en La Nación , nos informa que en los últimos cien días el presidente Milei concedió 28 entrevistas, a lo largo de las cuales profirió 611 insultos, 57 de ellos de índole sexual, prácticamente todos ellos referidos a la penetración anal como metáfora del sometimiento y la humillación del adversario, y señala que aunque su recurso a este “lenguaje cloacal” ya era costumbre en sus días preinstitucionales, una vez llegado a la presidencia, lejos de desaparecer o disminuir, ha ido en aumento, consolidando una costumbre inédita en la historia de los presidentes argentinos y la política mundial. Pero una mirada más amplia sobre la historia y la cultura argentinas puede revelar que la práctica no es tan novedosa como parece.

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