A medida que pasa el tiempo los gobiernos van definiendo un perfil, dejando su impronta y arrastrando un karma por el cual, al final, sucumben. Es como si cada presidente tuviese un mambo particular que va imprimiéndose en la gestión y después les queda para siempre.

Por ejemplo, el kirchnerismo tenía debilidad por la obra pública . Les encantaba. Obviamente también tenían otros hobbies como la importación de gas licuado, los subsidios al transporte y demás. Los tipos diversificaban, eran vivos. En realidad, tan vivos no eran porque terminaron todos presos. Pero el core del proyecto nacional y popular siempre se vinculó con el hormigón y el asfalto . Como si hubieran decidido chorear con actividades que requieren mucha mano de obra (infraestructura, vivienda, rutas, etc.) de modo que

See Full Page