En un repertorio de tópicos Venecia personifica el triunfo de la puesta en escena. Todo en ella es fachada y panorámica; fachadas y panorámicas deslumbrantes, con siglos de experiencia. Como en toda escenografía, detrás o en el detalle anidan los desconchones, el salitre, la inmundicia, la fetidez, la ruina. La decrepitud mantiene su encanto si se observa con distancia, desde fuera, ocasional y forasteramente. Porque Venecia es la ciudad del forastero por antonomasia. Antes que Venecia desaparecerán los venecianos. Como tal escenario ha servido para la boda de uno de los nuevos señores del mundo y una presentadora neumática con su séquito de apariencias y vanidades tal como antes hacía con las ceremonias del dogo de la Serenísima y sus pomposos consejeros: tan versada es en mascaradas. El
Venecia: las tablas del agua

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